Nada mas llegar en el aeropuerto de NAIA, encontre tres niñas pidiendo dinero a los pasajeros. Una de ellas no me dejaba hasta que le di l...
Cuando ya estabamos atravesando las calles de metro manila, habÃa chicos que intentaban subir a los coches y taxis para pedir dinero a los pasajeros o conductores. El conductor del taxi me obligó a cerrar bien la puerta del taxi porque a veces estos chicos intentan roban a los pasajeros. Iba a preguntarle porqué, pero ya me cayé porque sé la razón: la pobreza. Y por ambos lados de las calles, chabolas por aquÃ, chabolas por alla. HabÃa una gran contraste cuando pasamos a los rascacielos de la ciudad.
Miré a los rascacielos y me acordé de una mirada que tuve cuando me fui a roma en julio. En el viaje Granada-Roma, veÃa la tierra y los paisajes desde arriba hacia abajo. La tierra es tan bonita, tan preciosa, tan sencillo, pacifico y tranquilo. Yo estaba imaginando, "Pues quizas esta es la mirada de Él" ¡Que guay! ¡Que chulo! Pero Le pregunté "Con lo bonita que se ve aqui desde arriba, ¿podrias ver lo que hay abajo y dentro? HabÃa silencio. Claro. Él nunca responde con una voz. Luego me imaginé que aunque nosotros somos muy malo y lo que hay abajo es tan confundido, Él solo lo veÃa lo bonito de nosotros y no llega la maldad que hacemos. Porque en conjunto, desde la mirada desde arriba, somos siempre precioso en sus ojos.
Al aterrizar a mi tierra nativa, las situaciones me hizo mirar desde la tierra hacia al cielo y pedir una suplica: "Dios mÃo ten compasion de nosotros." Mirando arriba solo vemos un espacio y a veces solo nubes que esconde el brilla del sol o las brillas de las estrellas. No veÃamos esas ojos que están mirando a nosotros. Muchas veces echamos la culpa a esa TÃo que nos mira desde el cielo. Pues, se me ha olvidado que no es asÃ. Él no nos mira solo desde el cielo. Él nos mira desde y a través de los ojos de nuestros hermanos y de nuestros ojos.
La mirada que hice hacia al cielo la cambio a la mirrada hacia a mi projimo. Esa es la razón porque no dudé en aceptar el cambio drastico de mi destino. Desde Granada, España a Tumahubong, Basilan de las islas Filipinas. PodrÃa ser un caminio hacia martirio pero merece la pena vivirlo por el bien del projimo y del mundo tan precioso.
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